En Navidad todo transcurre con prisas, apenas hay tiempo para pensar en los regalos para los hijos, los nietos, los esposos, la pareja… Lo mejor de la Navidad se concentra en esos momentos en los que apresuradamente se desenvuelven los regalos. Los niños con gran alegría comprueban que los Reyes Magos o Santa Claus les ha traído lo que más anhelaban, coches, muñecas, trenes, juegos de consola, wii, Play Station 3, los mejores regalos…
Da igual lo mucho que decorásemos los regalos, el precioso papel que escogimos para envolver los regalos y que con sumo detalle doblamos, recortamos y utilizamos para los regalos… porque a los niños con las prisas normales lo que menos les importa es el papel, o la bolsa de regalo. Sólo quieren ver sus juguetes, lo que han pedido por mucho tiempo, claro muchas padres se lo pueden permitir y les dan el gusto, no importa si ya tienen las últimas novedades, ellos quieren su regalo y se lo damos.
Los esposos, se dan entre si unos regalos muy bonitos, ya sea dinero, ropa, joyas, perfumes o lo que sea… Todos quedan muy contentos con sus regalos en las manos.
De pronto miramos, nuestros mayores están sentados disfrutando de la alegría de la familia reunida, pero nos olvidamos de ellos, claro ¿quién se acuerda de ellos?, ya están viejos, ya no necesitan nada, sólo necesitamos su casa para ir a ensuciarla con tantos papeles de regalo hecho añicos y la cena hecha por las manos de ella. Allí están sentados en una esquina, total no eran importantes, sólo son los abuelos, los mayores y ellos no piden nada. ¿Somos conscientes de lo que están sintiendo en ese momento? ¿Por qué nos olvidamos de ellos?
Se lo diré…
Nos olvidamos del verdadero sentido de la Navidad, nos olvidamos que Jesús nació tan pobre que no tenía ni mantas para ser cubierto. Nos olvidamos de enseñar a nuestros niños lo que es la Navidad realmente, ello lo ven como una fecha de regalos, de mucho dinero y celebración. La verdad es que hoy día ya ni los adultos sabemos porqué se le llama Navidad a este tiempo, porque nosotros también fuimos criados bajo la percepción que la navidad es regalo = dinero = gastos = fiestas.
Nos olvidamos totalmente de la humildad con la que muchos de nuestros abuelos vivieron la navidad y que a muchos nos enseñaron, ya en estos tiempos no se estila hablar del nacimiento de Jesús, se habla de regalo y gastos.
Y bajo este concepto actual, no es de extrañar que olvidemos un presente, algún regalito o un gran regalo para quienes tanto nos dan cada día del año sin necesidad de ser navidad. Siempre que los visitamos, nos tienen algún presente, y sin embargo, en Navidad nuestros mayores son relegados a algún rincón del salón, mientras ellos humildemente suelen excusarse con "no importa, la Navidad es para los niños", o "no hay mayor regalo para nosotros que ver las caras sonrientes de nuestros nietos en navidad"… Pero no, en realidad los hemos dejado casi sin regalos, al menos en comparación con el resto.
Mediten sobre esta situación, y piensa si tú también eres una de aquellas personas que esperas escuchar tu nombre pronunciado a la hora de hacer entrega de un regalo. Piensa cómo te sentirías en la situación, como la de los abuelos que han gastado de sus ahorros para darte a ti, a tu familia e hijos un regalo, sin poder esperar ningún gran regalo a cambio, tal vez ni una tarjeta. ¿Sólo un pequeño regalo quizá?
¿Verdad que dolería no recibir nada, mas aun cuando tú lo has dado todo? Es cierto que desean verte a ti feliz, y que eso lo intentan interpretar como un gran regalo para ellos, pero… ¿eso quita que no pudiera disfrutar de un buen regalo? ¿Aunque sea una tarjeta diciéndote lo mucho que te quieren?
Así como te sientes tú, poniéndote en su situación, es como se sienten nuestros mayores, aquellos que enseñaron a nuestros padres que la Navidad es tiempo de unirse a la familia y no separarla compitiendo con los regalos.
Aun es tiempo de enseñar a nuestros niños lo que significa la Navidad, y qué significa ser invisible para la familia.
Seamos personas nobles de corazón, enseñemos que los mayores son los primeros, amemos a nuestros abuelos, que inevitablemente para allá mismo vamos y no nos gustará ver lo que nosotros hacemos con ellos…
Con cariño
Shoshan
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سيلبيا اجبار اِسكيرا
Silvia Aybar Ezquerra
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