La Virtud de Reaccionar.
Sin duda, la consciencia es la parte medular del desarrollo, del cambio para bien. Sin consciencia no hay realidad, sin realidad no hay plataforma, sin plataforma no hay despegue. La consciencia duele, incomoda, también gratifica y orgullece, pues para bien o para mal, sitúa. La toma de consciencia ya sea por análisis interno o externo, por introspección o por dolor, se pierde en el vacio si no tenemos el coraje de dar respuesta, si no tenemos la virtud de reaccionar.
La virtud reaccionar es el resorte del alma que acciona la consciencia. Simplemente, sin consciencia no hay posibilidad de reacción. Pero la reacción se orienta; puede ser negativa, destructiva, perversa, egoísta y banal. Puede también ser una pobre respuesta al grito de la consciencia, puede no tener fuerza para impulsar, puede ser mediocre, de hecho puede no existir. La falta de reacción fatiga y adormece a la consciencia, la vicia, la entorpece. Por el contrario la reacción puede y debe de ser virtuosa, rápida, certera, eficaz, eficiente, trascendente, positiva, orientada a crecer, a mejorar, a generar valor para nosotros mismos y para los demás.
Es indudable la relación causal en el universo decían los griegos. Más aún, "A toda acción corresponde una reacción de la misma magnitud y en sentido contrario" acertadamente demostró Newton en el campo de la materia. Sin embargo las leyes de la física tradicional no operan como tal en el ser humano, en el ser espiritual.
La consciencia, el libre albedrio, la voluntad o la desidia son factores que modifican la simplicidad de las reglas de la causalidad, entorpecen o agilizan las consecuencias en la vida del hombre. Cometemos errores, nos equivocamos y sufrimos las consecuencias
Las valerosas, las valientes, los que valen, tarde o temprano por consciencia se deciden a actuar. Admiten sus errores, confrontan sus limitaciones y se deciden a buscar respuestas para cambiar, para reaccionar, para accionar la virtud natural de mejorar. Reaccionar a la realidad que nos pide mejorar, cambiar y crecer es una virtud de guerreros. Se requiere de humildad para admitir errores, exige el temple de aguantar el sufrimiento temporal y recapacitar. Es dar respuesta a la realidad de que el tiempo se acaba, de aceptar que las personas y las oportunidades se van, se mueren, se esfuman. Es saber que la vida esta hecha de tiempo, que se escurre entre los dedos sin ninguna forma de detenerlo.
Reaccionar es un derecho de hombres, es una virtud de guerreros y una característica de reyes. La virtud de reaccionar ante el error, ante la ignorancia, ante la inconsistencia, ante el enojo, ante los malos hábitos, es el mejor ejemplo que podemos dar a un hijo, a un empleado, a un amigo.
Si a la consciencia corresponde la reacción virtuosa, la buena reacción, esa que se sustenta en el deseo y en el compromiso humilde de mejorar, de hacer el bien, sin duda, generará un impacto más que proporcional y en el sentido mismo del bienestar, es el mejor pago al valor y al dolor de tomar consciencia.
Las leyes de la física y rigen el mundo material, pero las de la mente y espiritualidad humanas sin duda, sobrepasan sus impactos en todo momento. Que la buena reacción, la virtuosa sea la que reaccione habitual al tomar consciencia de lo que hacemos, pensamos y decimos.
Para Reflexionar
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سيلبيا اجبار اِسكيرا
Silvia Aybar Ezquerra
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