90039 SER FELIZ COMIENDO MENOS







 

 

Ser feliz comiendo menos

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Es evidente que tener buena salud ayuda a la felicidad. Por eso, tocaré este tema hoy y se refiere a una de las enfermedades más comunes de la sociedad moderna: la obesidad.

Controlar el peso se logra con cambios conductuales. Todo otro método, incluido las dietas, no sirven. Lo saben millones de personas que después de algunas semanas de sacrificio vuelven a aumentar de peso, muchas veces aumentando los kilos desde cuando comenzaron su dieta.

Tener un régimen especial de alimentos es necesario para bajar de peso, pero para controlarlo es necesaria una nueva manera de vivir. Esto es lo que logro con mi grabación de reprogramación mental para "Bajar de peso" y control de peso. Una vez que se cambian los hábitos, mantener un peso ideal es definitivo y sin sufrimientos.

Hay ciertas medidas fáciles y elementales que se pueden tomar para cuidar nuestro peso o ayudar a cuidarlo a nuestros seres queridos. Se agregan años de vida y calidad de vida. Por ejemplo, simplemente servir la comida en porciones más pequeñas y en recipientes más pequeños. ¡Así de simple se puede aumentar la salud y la felicidad!

"Hay que tomar toda la sopa", decía la abuela de antaño, mientras llenaba el tazón hasta el borde con suculentas preparaciones. Pero nuevas investigaciones confirman que tomarse demasiado en serio el tamaño puede tener resultados nefastos para la silueta. "Hemos comprobado que las personas obesas son las que tienen más tendencia a comer hasta el último bocado", asegura la estadounidense Barbara Rolls, jefa del equipo de investigación que realizó el estudio en la facultad de Salud y Desarrollo Humano de la Universidad del Estado de Pennsylvania.

El tamaño del recipiente también parece ser un indicador de la gula. "Hasta las personas jóvenes que están en peso y que, en términos generales, regulan bien la ingesta de alimentos, comen más cuando se les sirve porciones más grandes", dice Rolls.

Los voluntarios para el estudio pasaron por tres fases. En la primera, se les sirvió un plato de 450 gramos, del que sólo comieron 280. La siguiente ración fue de 630 gramos, y entonces se animaron un poco más, tragando hasta 370 gramos. Pero la diferencia se marcó cuando, en la última fase, se sentaron frente a maxi porciones de 700 gramos: los voluntarios devoraron cerca de 420, el 50% más que en la primera etapa del estudio.

Uno de los factores determinantes, según Rolls, es el progresivo aumento del tamaño de las porciones en los restaurantes.

Si se come en un plato un 15 % más chico que lo habitual, se puede llegar a perder hasta 15 kilos en un año.

Comer de todo, pero menos

Hace unos años, hacer dieta significaba despedirse para siempre de panes, dulces y chocolates. En el nuevo milenio, la clave para perder peso parece ser otra. "Hay que evitar las restricciones de grupos de alimentos. Comiendo lo mismo de siempre, pero reduciendo el tamaño de la porción, se pueden lograr excelentes resultados", propone Cormillot.

La clave sería el número 15. Disminuir un 15 % el tamaño del plato de comida. Reducir otro 15 la proporción de grasas de la dieta. Aumentar un 15 % el volumen de la ingesta de frutas y verduras. Caminar 15 minutos por día. "Con este plan, se consumen entre 400 y 500 calorías diarias menos que lo habitual, lo que que significa bajar entre 400 y 500 gramos en una semana, un kilo y medio en un mes y 15 kilos al final del primer año", promete Cormillot. Matemática pura.

Sergio Valdivia


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